| La clave de la salud es vivir en estado alcalino. Alzheimer, Parkinson, enfermedades de la piel, digestivas, respiratorias, de hígado, riñón y otras, así como virus varios e incluso el cáncer, tienen todas su origen en una excesiva acidificación de nuestro organismo.
Sabiendo esto, lo siguiente es aprender a detectar si estamos alcalinos o ácidos. Para ello, no es necesario hacernos un examen de sangre -porque las oscilaciones del pH de la sangre son casi inexistentes- sino medir el pH de la saliva o de la orina.
Medir el pH de la orina es más fácil, pero debemos tener en cuenta que como la orina arrastra elementos ácidos del metabolismo, su pH presenta valores inferiores. Así, mientras que en sangre, el pH correcto es de 7.4, en la orina el pH es de entre 6 y 7. Valores por debajo de los 5.5 indican exceso de ácido, y valores superiores a 7.5 exceso de alcalinidad. Y los excesos nunca son buenos.
Realizar la medición de acidez o alcalinidad de nuestro cuerpo es muy simple. En las farmacias encontramos unas tiras reactivas que cambian de color ante el contacto. Se trata entonces de introducir la tira en la orina y luego comparar el color con los que aparecen en la caja a fin de saber qué valores tenemos.
Para obtener cifras confiables, es necesario que realicemos varias pruebas a lo largo del día y por un periodo de tiempo que nos permita obtener resultados definitivos, pues la alimentación, el estrés y el ejercicio pueden hacer variar los valores. Lo mejor es hacer las pruebas a las mismas horas o momentos del día.
Si pensamos en realizar 3 pruebas por día, entonces podemos hacerlas antes de las comidas principales: desayuno, almuerzo y cena. También debemos intentar reproducir las mismas condiciones cada día, por ejemplo hacer las pruebas siempre antes o después de hacer ejercicios, así obtendremos valores contrastables.
Por otro lado, no debemos realizar las pruebas cuando nuestro organismo se vea alterado por alguna dolencia o acto excepcional como por ejemplo un virus, la menstruación, un momento de estrés, una infección, fiebre, descompensación de la tensión arterial, toma de medicamentos o suplementos dietéticos, etc.
Al hacer las pruebas, es importante no alterar nuestra cotidianidad. Cambiar nuestros hábitos alimenticios, o comenzar a hacer deporte al inicio de las mediciones sólo falsearía los resultados y no nos permitiría poner remedio al posible medio ácido en el que vive nuestro organismo. |
ADVERTENCIA:
Frente a cualquier dolencia o problema de salud, consulta de inmediato a tu médico. |
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