| La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ingesta diaria de 4 a 5 raciones de frutas y verduras al día y para una dieta balanceada, precisa que sean variadas, propias de la estación y mejor aún, consumirlas crudas. Según la OMS, así reducimos el riesgo de contraer enfermedades y al consumir suficiente fibra, favorecemos la digestión, retrasamos el envejecimiento y ganamos vitalidad.
La recomendación de consumir verduras y frutas crudas es porque en el proceso de elaboración de los alimentos, muchos de estos pierden vitaminas y minerales indispensables. Una de las maneras de consumir legumbres, indispensables en la alimentación de quienes no ingieren
proteína animal,
es a través de la germinación, transformándolas, además, en alimentos más completos y asimilables.
La
germinación
es un tratamiento sencillo y económico que, al potenciar los valores nutricionales de los alimentos, incrementa su aporte de enzimas, vitaminas, minerales y antioxidantes. También elimina ciertos factores antinutricionales y aumenta la digestibilidad de proteínas y almidones de las leguminosas, además, nos permite consumir alimentos que aportan fitoquímicos asociados a la prevención de ciertas patologías.
Los germinados también son alimentos funcionales porque mediante este proceso, las semillas de verduras, legumbres, granos y cereales, se convierten en alimentos predigeridos y reducen el trabajo digestivo, disminuyendo la inflamación estomacal, flatulencias —elimina gases y desechos— y ardores, permitiendo que el organismo descanse y se regenere. También alivian el estreñimiento, fortalecen el intestino y la flora intestinal, y revitalizan los mecanismos metabólicos internos.
Además, nos ayudan en los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos almacenados en los tejidos o en la sangre, fortalecen nuestro sistema inmune, son antioxidantes, combaten la acción de los radicales libres y estimulan las secreciones del páncreas; también ayudan a reducir el colesterol, tonifican el sistema nervioso, mantienen la elasticidad de las arterias y la vitalidad del sistema glandular, retrasan el envejecimiento, favorecen el metabolismo por su acción reconstituyente y por su alto contenido en clorofila. Por todo lo dicho, se recomienda su consumo en caso de sufrir anemia.
Propiedades
Los germinados, en especial los de legumbres, son fuente de proteínas completas que se transforman en aminoácidos esenciales —componentes proteicos necesarios para el correcto funcionamiento del organismo— que se adquieren a través de los alimentos. Su carencia es fuente de mala digestión, debilidad, deficiencias inmunitarias, envejecimiento prematuro de la células y hasta de alergias.
Vitaminas
Los alimentos germinados son fuente de varias vitaminas indispensables para nuestro desarrollo y bienestar:
Pro-vitamina A.- La encontramos en los betacarotenos, que son unos pigmentos que pertenecen al grupo de los carotenoides, que son los responsables de los colores amarillos, anaranjados o rojos presentes en muchos alimentos. Además, es una fuente fundamental de vitamina A: el betacaroteno se transforma en esta vitamina únicamente cuando el cuerpo lo necesita.
Por ejemplo, el germinado de alfalfa contiene más betacaroteno que el tomate o el pimiento verde. Esta vitamina es imprescindible para el crecimiento, la buena vista, el desarrollo y el aparato reproductor. En los germinados de col y de guisantes, también la encontramos en abundancia.
Vitamina B.- Los germinados, de alfalfa, trigo, girasol, centeno y sésamo, contienen grandes cantidades de tiamina (B1), riboflavina (B2) y niacina (B3) y juntos permiten el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Vitamina C.- La germinación de granos y cereales potencia la presencia de esta vitamina. Sometida a este proceso y en tan sólo 5 días, la soja incrementa su contenido en esta vitamina hasta en un 100% y el trigo en 600%. Los brotes de garbanzos y judías también son excelentes fuentes de esta vitamina.
Vitamina E.- Antioxidante celular, protege el corazón y es un buen tonificante, por ejemplo, el trigo al ser germinado triplica su contenido de vitamina E.
Vitamina K.- Se encuentra en la alfalfa germinada y es muy buena por sus propiedades coagulantes.
Los germinados también contienen:
Clorofila.- Las semillas germinadas de trigo y alfalfa son las que más clorofila sintetizan. La clorofila, además, de mejorar nuestras defensas y resistencia, activa el metabolismo y regeneración celular, la respiración, potencia los procesos naturales de curación, depura la sangre y frena las infecciones.
Calcio.- Los germinados de sésamo, los brotes de almendra, girasol, alfalfa y garbanzo, son fuente abundante de calcio.
Potasio.- Se encuentra en los brotes de almendras, sésamo, girasol, soja y judías.
Hierro.- Se encuentra en grandes cantidades en los brotes de alfalfa, lentejas y en la soja roja y verde.
Oligoelementos. Yodo, zinc, selenio, silicio, cromo y cobalto, son algunos de los que contienen los germinados.
Poder de curación
Consumir alimentos germinados ayuda a prevenir enfermedades y a tratarlas, además nos nutren con un bajísimo aporte de calorías y tenemos una buena noticia: cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser germinado y puede hacerse de manera casera, lo único que hay que tener en cuenta es que el proceso debe ser realizado con el máximo de limpieza y cuidado para evitar la proliferación de bacterias.
Cómo hacer germinados
Pueden cultivarse en casa durante todo el año, son fáciles de preparar y se deben comer crudos para aprovechar todo su valor nutricional. También se pueden añadir al último momento a salteados, tortillas o diversos platos cocinados.
Los germinados más comunes son los de alfalfa, arroz integral, arvejas, avena, berro, fenogreco, garbanzos, lentejas, maíz, porotos mung (originarios de la india), mostaza, semillas de girasol y calabaza, rabanito, sésamo, soja, trigo y chia, entre otros. Así que con toda este información comienza a alimentarte en salud. |
ADVERTENCIA:
Frente a cualquier dolencia o problema de salud, consulta de inmediato a tu médico. |
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